martes, 18 de diciembre de 2012

HoyTocaCine: Soñando con Amélie. La proyección más hermosa de la gran pantalla

Amélie. ¿Conocemos a alguien a quien no le guste? Más fácil, ¿Alguien no la ha visto todavía? ¿Quién no ha visto algo y ha dicho: "es muy Amélie"? Nos encanta. ¿Por qué? Hacer análisis cinematográficos para después redactar una lista de motivos por las que una película gusta tanto es muy divertido. He aquí una serie de razones más o menos ordenadas por las cuales la novia de Francia nos ha conquistado.

Los retoques por ordenador hacen que todas las imágenes parezcan parte de un sueño.

Película mil veces evocada después de su estreno en la gran pantalla en el año 2001. Podría decirse que se trata de la película francesa más aclamada y popular de los últimos años. ¿Cuál es el secreto de esta película? ¿Por qué es la preferida de millones de espectadores? No basta con la dulce sonrisa de la soñadora muchacha. Se ha necesitado echar mano de elementos extremadamente especiales como pececillos rojos con brotes suicidas, cartas de amor falseadas, una cajita repleta de recuerdos, un álbum de fotos de carnet malogradas, enanos de jardín que recorren el mundo y cientos de cosas extravagantes.
Es la artificialidad de sus evocadoras imágenes. Amélie es tan soñadora que, prefiere las estrategias al resultado final. Vive en ese mundo en el que los vagabundos no piden dinero los domingos y los encuentros fortuitos son la clave para el amor verdadero. El destino de uno puede dar un giro de ciento ochenta grados por pequeñas que sean los cambios en una rutina. La vida de Amélie está envuelta en colores saturadísimos, rojo sangre y verde absenta. Ella es la proyección más hermosa de la gran pantalla. 

Mirada directa al espectador, consciente de que está pendiente de ella.
La película está llena de elementos y de imágenes que nuestro cerebro ha integrado como parte de la vida cotidiana. Es como Mary Poppins, de esas epopeyas que nos llenan la vida de esperanza, una bocanada de aire fresco. Soñadora y solitaria, huye de la realidad para entregarse por completo en un mundo de ensueño y de cine. Artificialidad, surrealismo y magia son los tres elementos básicos para crear a Amélie. Si hubiera que encontrar un contrapunto de este personaje, creo que el que mejor encajaría seria el aclamado Luis Tosar en el papel de César (Mientras duermes, Jaume Balagueró (2011)). 

A todos nos gustan las películas románticas destinistas con tonos fantásticos y, sobre todo, si se desarrollan en París. 

Amante de las pequeñas cosas.

"Ver los detalles que nadie más ve".
Desde los extravagantes personajes nada arquetipos, pasando por la onírica y afrancesadísima banda sonora, hasta los flashes empleados para describir situaciones, han creado un estilo propio que cambió el cine y el mundo. 

Tomarse la justicia por su mano con venganzas inofensivas al estilo Luz que agoniza, George Cuckor (1944) con el horripilante verdulero del barrio.

Como resultado final obtenemos una reflexión de lo más sencilla: ¿Por qué vivir amargado en una realidad que no nos gusta cuando en nuestra mano está el transformarla y hacer cada día la vida un poco más hermosa? Amélie es la receta que todos los corazones necesitan, tanto si están albergados dentro de un esqueleto de cristal como si no. La imaginación  de Amélie es un arma poderosa que, combinada con su afán para hacer el bien, nos otorgan una especie de diamante, de joya con un potencial desmesurado, tan capaz de amar como las demás personas. En definitiva, si cambiar el mundo nos viene un poco grande si hablamos de grandes cosas, podemos cambiar las cosas pequeñas, y eso, en los tiempos que corren, es mucho. 

HoyTocaCine: La mejor película de 2011


Recopilando mis críticas de cine, aquí os dejo una del año pasado para aquellos a los que os guste el cine teen de los ochenta (yo soy una verdadera fan). No sé qué nos gusta tanto de "lo retro", lo vintage, esa nostalgia que nos arrebata y enternece cuando vemos una de estas pelis de Corey Feldman o River Phoenix de pequeñitos. Es un debate que se mastica mucho en Midnight in Paris (2011). Sé que hay muchas opiniones sobre Super 8 (2011) y sobre gustos no hay nada escrito, pero mi opinión me encanta compartirla con el resto de interesados. Un saludo y a pasarlo bien :) 


Sonrisas de los ochenta 

J.J Abrams nos ha tocado la fibra sensible de cinéfilo. Spielberg ha producido la película de sus sueños. ¿Hemos viajado en el tiempo? Algo parecido. Se nos ha mostrado una película de las que hace mucho que no veíamos, de esas que llegan a nuestro tierno corazón de niño. Hemos evocado flashes nostálgicos de 'E.T.','Los Goonies',' Cuenta conmigo', incluso 'Indiana Jones' o 'Regreso al futuro'.
Esta mezcla deliciosa de recuerdos de niños en bicicleta - como aquéllas voladoras que tanto mitificamos en 'E.T.'-, pandillas inseparables y con una ilusión común a pesar de poseer personalidades tan individuales, como las de los personajes de los tebeos, es la que nos regala la bella 'Super 8'. Los protagonistas son adorables y, mágicamente, es como si los conociéramos de toda la vida, porque, realmente, hemos visto a esos personajes alguna vez. 
"Perdone ¿Nos pone otra ración de patatas? Porque mi amigo es un gordo"

Lo original e innovador, es realizar un film pseudo pulp, de otra era, otra tendencia, con tanta maestría como lo ha hecho Abrams. Los personajes - tal y como conocemos a Spielberg-,diría que tienen un sello biográfico por aquello de la cinefilia y el entrañable y tan sumamente auténtico rodaje de la "película" de zombies con la rudimentaria cámara en la que todos los niños colaboran.
'Super 8' consigue despertar sentimientos olvidados en un trastero repleto de cintas de VHS cubiertas de polvo pero, eso sí, con un soplo de aire fresco y de una calidad cinematográfica sorprendente. 
No encuentro pegas a esta maravillosa película que, más que un homenaje al cine de Spielberg de principios de los años ochenta es un homenaje al cine en su totalidad. No sólo la elección y a su vez dirección de tan acertados y divinos protagonistas, naturales y espontáneos (parece que disfruten tanto o más que el director), sino también la perfecta dirección de arte, la hermosa fotografía y el divertido guion tan inteligente y puro como los niños de doce años.
La dulzura del guion, tan absolutamente acoplado a los protagonistas, no deja nada que desear. Desde el principio uno queda prendado de cada frase y cada secuencia. Esos guiones que ya no se hacen porque sencillamente resultan desfasados en la posmodernidad que nos rodea y que sólo podían caber en esta idea genial (como quien hace una película muda en los días que corren, pero con suma elegancia y sobrada maestría). 
Por otro lado, la historia homenajea a las tramas donde la pureza de los niños tiene poder suficiente como para comprender y enternecer a un monstruo y vencer incluso a las fuerzas militares (muy 'E.T.' y muy onírico). 
Sensacional película a la que no le falta detalle, pues de principio a fin no puedes apartar la mirada de sus hechizantes imágenes y, una vez en casa, todavía te envuelve la suave calidez de su guion maravillosamente entramado y las deliciosas y casi comestibles escenas. Hasta las sonrisas son de otra época. No me cabe duda de que pronto, esta joya que, en mi opinión, ya resulta ser la mejor película del año, se convertirá en una cinta de culto. Absolutamente imprescindible.


Marina Bianchi

miércoles, 6 de junio de 2012

Posible verano del 81

Escuchando Heart of glass de Blondie. Los carteles luminosos parpadean a mi paso hablando de E.T, La guerra de las galaxias, pantalones acampanados, ocres y pasteles, batidos, palomitas, coches de choque, azul eléctrico, pitillos ajustados y flequillos indomables. Después de horas de cine y futbolines electrónicos, el atardecer susurra palabras ininteligibles por encima de Blondie. Pizza y patines, Trivial Pursuit y Twister. Algodón de azúcar y gusanitos. Noche de verano nuestro. Verano nuestro que se deshace con la electricidad estática. No han estrenado E.T, iremos a verla juntos. Tal vez este verano, tal vez. Cuando acabe la canción de Blondie volveremos a casa a cenar pizza. Baker Street en la radio del coche mientras anochece en la ciudad eterna de semáforos y partidos de fútbol. Nueva década, nuevos sueños de mundiales de fútbol y extraterrestres belicosos. ¡Busca mis labios, saxofón!





ENJOY YOUR SUMMER ;)

martes, 22 de mayo de 2012

Las partes dulces

"Hablas como una mujer maltratada" acató Sara mientras recogía sus cosas y se marchaba, no sin antes besar mi frente y susurrar un "Te llamo al llegar" (Sara volvía a Valencia después de un fin de semana en mi casa). Tenía razón, hablaba como una mujer maltratada y ni siquiera me había maltratado nadie, o puede que sí lo hubieran hecho y yo lo ignorara o, en mi oscura negación, lo ocultara.
Rosa y yo vimos una noche un reportaje sobre el maltrato en Informe Semanal. Era una de esas noches en que Rosa y yo coincidimos en casa, cansadas de una semana de prácticas. Rosa es mi compañera de piso. Estudia Bellas Artes en Altea y tiene un montón de ropa vieja llena de manchas de arcilla. Pues Rosa, estaba sentada justo a mi lado, en el sofá, pintándome las uñas de los pies de un color que a las dos nos pareció muy bonito y moderno. Nos quedamos atónitas con la declaración de una mujer que ocultaba su rostro. Decía que si aguantó tanto tiempo con su esposo maltratador fue por las partes dulces. Rosa y yo comprendimos que aquello no podía quedar en el aire.
A la mañana siguiente Rosa comenzó a modelar una escultura a través de la cual sacó todo su dolor y su angustia. La escultura era un grito mudo que emanaba desahogo. Yo escribí y escribí, decidí escribir una historia sobre las famosas partes dulces. También pinté un enorme lienzo con Rosa y después le hice una sesión de fotos con reminiscencias de la pintura tenebrista. Yo también posé. Estabamos siendo solidarias con aquella voz sin rostro.
Ella tiene la extraña sensación de que necesita quererle y que la quiera aunque sabe que no lo hará. Los consejos de Sara no le han servido, sabe que él está con otra, con otras y habla de ellas diciendo "Nosotros" Nosotros...Le duele tanto ese "Nosotros" como una llaga abierta al no estar ella incluida en ese pronombre agridulce. Pero le quedan las partes dulces, dice. Las partes dulces de sus notificaciones, de los recuerdos de algo que pudo ser, del móvil vibrando en su mesita de noche esperando su voz escrita...Que no es la decisión acertada, lo sabe, que no lleva a ninguna parte, lo sabe, que le hará daño, lo sé. Habrá que asumir el riesgo por las partes dulces. Es tan terrible verla.





martes, 8 de mayo de 2012

HoyTocaCine: La red social. Una película espléndidamente hecha

Para el que no haya visto La red social de David Fincher, guión de Aaron Sorkin (grande) que vaya buscando la manera de bajársela o alquilarla o, como hice yo, comprarla. Es una película bastante buena para lo que había visto de Fincher recientemente (La habitación del pánico) que, aunque astutamente dirigida y con Jodie Foster que es estupenda, me pareció un poco floja. Pues bien, no es la típica biopic coñazo ni comercial sobre un fuera de serie, en serio, mola mucho. Hoy no debería tocar cine, tenía otra cosa pensada pero, como siempre, actualizo esto tarde y no me da tiempo a nada más. Un besín a Mara (aunque ya no te pases nunca ^^) y otro muy grande a Ania, hace mil que no miro ni tu facebook ni nada chica, tendré que mandarte un privi para ver cómo estás :) 
Os dejo la crítica que tengo en Filmaffinity: ciao!
David Fincher nos vuelve a dejar sin habla. Bien es cierto que sobre gustos no hay nada escrito y que muchos juzgarían la temática de la película por rallar en demasía en la grandiosidad de la red social en sí misma, como un Victor Frankenstein que crea su propio monstruo y sobre el cual pierde el control.


No es una biografía de Bill Gates ni de Steve Jobs, aunque bien podríamos hablar de la creación de un "monstruo", si no absoluto, al menos en potencia. Jesse Eisenberg interpreta de manera impecable, todo hay que decirlo, al controvertido y jovencísimo millonario Mark Zuckerberg, es decir, al Victor Frankenstein de la era de la comunicación y la informática. Nos muestra a un personaje tan real como la vida misma: Crea un sistema mediante el cual uno puede hacer miles de "amigos" y esa lista de amigos se hace infinita. Claro está que el creador es un superdotado demasiado friki y ambicioso como para tener amigos en la vida real (fuera de las redes sociales).

Aaron Sorkin ha sabido crear un guion inteligente, frenético y estimulante, creando ese fuerte in crescendo constante que sólo podía acabar con un portátil carísimo estampado contra el suelo y un silencio ensordecedormente incómodo.
Pero el guion no es tan brillante por sí solo sin la astucia de Fincher, que conduce los cambios súbitos de secuencia de manera hábil, ubicando perfectamente a los personajes y sin dejar que el espectador se pierda la fuerza sutil de ninguno de los perfectos diálogos (destacando el de la brutal primera secuencia).

La perfección no puede existir, claro está, para eso hace falta una buena banda sonora, que no falta en esta aclamada cinta. Una banda sonora perfecta para aclimatar el ambiente e introducirnos en el ritmo trepidante y a veces dulcemente lento y desolador.
spoiler:
Para culminar, el final acompañado del "Baby You're a Rich Man" de los Beatles, nos muestra el pan nuestro de cada día: la mirada perdida ante el perfil de Facebook de una persona a la que queremos en nuestra bollante lista de amigos. El monstruo que todo avance implica.
Espléndida y más que recomendable es esta lección valiosa del gran genio de Fincher.

lunes, 30 de abril de 2012

HoyTocaCine: ¿El cine o la vida? François Truffaut y La noche americana

Hoy actualizo el blog velozmente porque no tengo tiempo, pero tenía la imperiosa necesidad de mencionar especialmente esta joya que tuve la ocasión de ver anoche en TCM autor, uno de los motivos por los que soy capaz de pagar Canal +. 
Como amante indiscutible del cine que soy, en especial de François Truffaut, gran genio del cine y de la vida en general, tenía que hablar de esto, de La nuit américaine, obra maravillosa de metacine, cine dentro del cine. Con cosas como ésta, recuerdo que si debo elegir entre el cine o la vida, elijo el cine, porque el cine es la vida. No es que con esto me esté retractando de lo que dije en anteriores entradas sobre el mundillo cinematográfico, pero he de decir que, amén de la literatura y el teatro que también han hecho vibrar mi espíritu junto con la gran banda sonora que ha compuesto gran parte de los momentos más importantes de mi vida, el cine ha sido, es y será mi vida. Escribir sobre cine, ver cine, hablar de cine, todo. Es increíble lo útil que es ver películas como éstas, cómo se aprende con un visionado. Me encantaría quedarme más rato a hablar durante horas y horas sobre el cine y sobre Truffaut pero a falta de tiempo...Adjunto la crítica que he escrito en Filmaffinity sobre La noche americana (1973), Fraçois Truffaut. Un saludo a los que, de momento, me siguen en el nuevo blog, en especial a Mara. 




                     

De nuevo me sorprende Truffaut. Esta vez no con una dulce y rompedora película de la Nouvelle Vague, aunque siempre, siempre, mostrando esa pasión desesperada por el cine, el cine o la vida. Truffaut me ha deslumbrado sobremanera con esta fiel muestra de lo caótico y en ocasiones surrealista de un rodaje cinematográfico, tan real como la vida misma, esa fábrica de mentiras que nos sumerge en un mundo de evasión de la realidad. El genio de Truffaut, acompañado, cómo no, de su gran amigo y joven intérprete de su alter ego en Los 400 golpes (1959), Jean-Pierre Lèaud, fabuloso y graciosísimo como actor de reparto en La noche americana.
Aquí nos sumergimos en la auténtica realidad de un rodaje con todos sus pormenores, mostrándolo tal como es, como una gran familia en la que todos los miembros, incluyendo desde actores hasta asistentes de vestuario, todos se quieren y odian creando ese "mundo irrespirable" con el que llega a definirse en un punto climático el mundo del cine. El cine o la vida, decía Truffaut...El cine, digo yo. "La noche americana" es, junto a la legendaria Cautivos del mal (1952) del poderoso Minnelli, una de los más hermosos ejemplos de metacine, pero, ¿Quién mejor para recrearse en el metacine que el hombre que más sabía de cine? De nuevo, Truffaut, el genio que admiraba a Hitchcock. El genio que quería romper con el cine clásico de la mano del cine clásico y amando y conociendo al cine clásico.
Sin poder evitarlo. Cuando uno ve La noche americana no puede evitar evocar a todos los grandes genios de la historia del cine, desde Orson Welles, pasando por Hitchcock, Bergman, Rossellini, hasta llegar a Godard o Cocteau, contemporáneos de Truffaut y divergentes del mismo punto de encuentro: Cahiers du cinéma.
En el film, hay momentos en los que, a poco que uno haya vivido entre las cámaras cine, suelta una carcajada diciendo: "Esto es auténtico, es así como funciona un rodaje". Realmente recomendable tanto para los amantes de Truffaut como para una persona que no comprende todavía como funciona el cine. La noche americana es una obra que posee una función completamente didáctica además de la de entretener a su público. Uno puede aprender más con menos de dos horas de película de Truffaut que con un curso de un mes sobre cine.
Una obra única y maravillosa. El cine como muestra de la mayor y atroz de las mentiras, la falsa realidad, el juego, el sueño eterno, la vida alternativa. ¿Antoine Doinel o François Truffaut? El cine. Ésa es la respuesta. Truffaut nos vuelve a dar una lección sobre cine.











 

viernes, 20 de abril de 2012

Arde Roma. Dioses muertos

La iluminación llegó aquella noche. Nívea dejó el telar en el pórtico y contempló por vez última las rosadas luces del alba acariciar el atrio. Roma deshecha en cenizas. Lágrimas de dioses en éste incierto aquí que ya no es su tierra. Nívea no sabía de dioses más que de la diosa que protegía su casa y a sus hijos ya muertos y arrancados de sus jóvenes brazos maternales. Fue a abrazar a Druso a su lecho conyugal, con los dedos hartos de tejer. Entreabrió la puerta para verificar que todo anduviese correctamente en el viejo cuarto de los niños. Allí estaba el joven esposo, bien dispuesto para salir de aquella casa cuanto antes. Nívea se conmovió. Le preguntó inquieta dónde iba, qué pensaba hacer...El joven sólo la miró con su serenidad arrolladora y removió a besos la mata de pelo arrebolada de su interlocutora. En ósculos susurrados se percibieron las palabras de él, alegando que se marchaba porque debía encontrar a dios. Dios con minúsculas, le decía a ella, pues todavía no lo había encontrado. Nívea lloraba mansamente, como un riachuelo derramándose sobre el cuello de él en forma de besos y palabras de amor y protección. El joven la estrechó, sus ojos cerrados en un rezo eterno de amor sincero. Voy a buscara a dios, para traeros su paz. Pero por dios no me refiero al hombre con barba que vive en las esponjosas nubes del cielo, ya lo creo que no ni al que pace en el Olimpo ni al que murió en la cruz para salvar a nadie. Puede que descubra que si dios existe sea tan sólo el espacio que resta entre tu cuerpo y el mío. El camino del entendimiento entre los hombres. Ese cable tenso e invisible que nos une a todos en miradas, calor, palabras...¡Esas palabras tan dolorosas a veces! Tal vez los hombres se odien porque no saben ver al dios que los une, esa belleza que danza en el aire que los separa pero que, aún más fuertemente, los une. Ese dios que ahora mismo habita en el espacio que dista de tus labios a los míos, amor. Ese dios, o esa diosa. ¡Esa diosa de libre forma! Tiene más sentido que sea mujer, creadora de vida, de amplio seno y gruesos labios para curar heridas. Tal vez un ente andrógino, con la calma que tanto buscamos, Nívea.

lunes, 16 de abril de 2012

HoyTocaMúsica: El Beat (1963)

Creo que iba siendo hora de que algún día mencionase a los Beatles. Se trata de mi grupo de música preferido, y además puedo aprovechar para hablar de uno de mis temas preferidos: La música. En el terreno de música hablaré unos días de jazz, otros de rock, de millones y millones de estilos y grupos y, por supuesto, de música clásica, ¿Por qué no? Habrá otros apartados: HoyTocaCine, HoyTocaTeatro, HoyTocaArte... Os iré sorprendiendo, y puede que me vaya sorprendiendo a mí misma, porque realmente me gusta todo lo que hago. Y con esto y un bizcocho... 


En fin, ¿qué decir de los Fab Four? Son cuatro chicos que empezaron a los catorce (George), quince (Paul) y dieciocho años (John y Pete Best, pues Ringo llegó más tarde) a tocar y a componer sus primeras melodías y letras a mediados de los cincuenta en un típico colegio de Liverpool. 
Mucha gente opina que estos mozos están sobrevalorados, que sí, que no están mal, pero que el marketing y la histeria colectiva hicieron mucho, que su música no era la causa de su éxito y que eran meros títeres en una farándula de pura ilusión. 
Amigos, esto sería cierto si hablaramos del joven Justin Bieber, cuya voz aprecio pero no su esfuerzo en absoluto y mucho menos su música. De acuerdo, no vamos a hablar de Justin Bieber. Lo cierto es que este pensamiento sobre Los Beatles puede parecer lógico debido a que son una auténtica leyenda semi viviente y la mayoría de gente hoy en día tan sólo conoce los éxitos más comerciales y populares de los cuatro mozos, oséase: Yellow Submarine, Yesterday, Help! y derivadas. Y no es que los temas citados sean malos, en absoluto, pero Los Beatles atravesaron tantísimas etapas y estilos durante sus diez años de vida como banda que uno podría sumergirse en su universo y perderse un tiempo entre los dulces y sollozantes solos de guitarra de George y su exótico lado hindú; la desgarrada y desgarradora voz de John junto a su pesimismo denunciante y pacifismo exacerbado; la ternura de doble filo de Paul, con sus alardes de saber tocarlo todo (aquí podríamos emplear un doble sentido que haría bastante gracia al John Lennon de finales de los sesenta) y los carismáticos redobles de Ringo y su papel de mediador constante entre los polos Lennon/McCartney y la soledad de Harrison. 

Para comprender cómo existieron, hay que comprender por qué existieron. Cuál fue su sentido y origen musical completamente innovador y diferente a cualquier cosa que antes se pudiera imaginar. ¿Sabíais que fueron los primeros hombres en llevar oficialmente flequillo? ¿Los primeros hippies? En fin, eso es otra historia. Hoy me centraré en la esencia musical: EL BEAT. 

¿Qué es el BEAT? 

Bien es cierto que a principios de los sesenta, Estados Unidos imponía en cine y música hasta que una Inglaterra acomplejada por el esplendor perdido se convirtió en el centro del Universo gracias a Los Beatles. Los cuatro de Liverpool, unieron ritmos negros del R&B y el R&R con juegos de voces blancas y acordes cada vez más originales e inquietantes para este tipo de música creando un estilo que conquistaría el mundo.

Fue justo después cuando Inglaterra se convirtió en un hervidero de grupos  que con la etiqueta de "Sonido Liverpool" tenían muchas puertas abiertas. Bien es cierto que, a pesar de que influyeron en gran número de grupos, ellos siempre evolucionaron por delante de sus competidores gracias a su eclecticismo y ansia de degustar todos los estilos y mezclas de estos. 

Películas recomendadas para un poquito de historia musical y conocimiento de Los Cuatro Grandes: Nowhere Boy, Across the Universe, Imagine, Living in the material world y la mítica Yellow Submarine.

En fin, espero haber sido de ayuda y de diversión a mucha gente interesada y a quien se aparezca por aquí por curiosidad. :)

viernes, 6 de abril de 2012

Dusk and Dawn

La euforia y el Vértigo que se siente al bailar así :)
Apareció el chico de los atardeceres. Él, ocaso constante, ahora está con Alba. Es la paradoja perfecta. El amanecer tiene otra luz, aunque es luz al fin y al cabo. Luz naciente y luz terminante. Dos luces, dos soles. Alba también es luz. Necesitaré más tiempo para saber cosas que todavía no sé, cosas que me interesan (¡es tan interesante!), cosas que poco a poco me van convenciendo de que somos distintas pero muy similares.

Es difícil explicar la felicidad que siento con palabras, ésa es la razón de este torpe texto, de esta coincidencia que me cuesta describir sobre el nombre de ella y el alma de él. Él tiene alma de atardecer, tiene los ojos del color de la miel de las flores y un silencio de paz que da gusto, de un amigo que escucha y entiende, que sosiega como un pozo en el desierto. Tiene agua fresca que reaviva y calma, y esa luz de atardecer que cae tras la mirada tibia. Ella es dulce e inquieta, inesperada como el sol cuando emerge tras un lugar insospechado. Es una sorpresa aguardada con paciencia tras la larga noche, un saludo cariñoso al despertar, un beso de buenos días, una bienvenida con luz nueva, llena de maravillosas sorpresas.

Por ahora no puedo decir más, es sólo lo que siento, la felicidad por un ser querido, por su felicidad, la mía por tener el privilegio de poder ver un nuevo amanecer. Gracias Alba, y gracias Jose, por concedérnoslo. Os merecéis la mayor felicidad. Contad siempre con la amistad de una que escribe estas líneas. Un abrazo enorme.

                                                   Marina

miércoles, 14 de marzo de 2012

Distintos enfoques




 Y la vida se volvió tiernamente violácea y malva al atardecer. Fuego y frío a un tiempo. Ya lo decían tiempos atrás, cuando las olas en el puerto eran inciertas. Éste es el momento más delicioso...

jueves, 8 de marzo de 2012

¿Qué has logrado tú en la vida?











Voces que recorren todos los lugares. Esfuérzate, me decían. Saca buenas notas, estudia y aprende. Hartos y cansados hemos recorrido ese camino que no tiene final, hacia no se sabe muy bien dónde. ¿Se puede acaso saber a dónde conduce todo el esfuerzo? Esfuérzate, me decían. El pelo, córtate ese pelo. La ropa, cielos...Un maremágnum infinito de acosos y voces. Fotografía, teatro, cine, literatura, dibujo. Sí, muy bien, pero eso no te da de comer, me decían. ¿Y las cuentas y las equivalencias? Medicina, con bata blanca. Empresariales. Quiero ser artista. La voz por la boca y la luz por las manos. Quiero ser artista y no quiero pasarme la vida frente a tu pantalla blanca de ordenador. Con tus cuentas y tus equivalencias. Ahora se lleva el pelo así. Ahora se lleva la ropa así. No me miren más, no, no me miren. No me miren hasta que no diga ya, hasta que no cuente tres. El pelo, la ropa. Córtate la ropa y cámbiate de pelo, me decían. Un llanto brotaba estrangulándonos. Queríamos ser artistas en la boca del Metro y cambiar el rumbo de los sentidos. ¡He dicho que no me miren! Esfuérzate, esfuérzate...Como el abrirse de Peces negros, ese abrirse que asusta con ese nazi que en realidad es Carlos. Carlos y su interpretación impecable en Peces negros. No me comparo con el nazi que interpretaba Carlos. No nos comparo con él, amigos, compañeros, cooperantes...Sólo hablo de esa palabra máldita en según qué contexto: Esfuérzate, esfuérzate, esfuérzate, esfuérzate. No sé por qué llevas ese pelo. No entiendo tu forma de vestir. No me digas que ahora se lleva así...¿Teatro? Muy bien, sí, pero eso no te da de comer. Cine y fotografía. Escribir, dice. Como François Truffaut. ¿Pero ése tenía la carrera? Déjate de cinefórum, déjate de cuentos, déjate de teatrillos y de farándula...¿Y las cuentas? ¿Y las equivalencias? NO, NO, NO. Déjenme y no me miren. Que no, que no me miren. Si me miran para esto, mejor no me miren. 

SAL A ESCENA, TE TOCA, YA. No podía moverme, lo juro, no podía. Mis rodillas firmemente ancladas al suelo. Mis manos en el suelo también. No podía moverme y lo intentaba. Lo juro. Los teatrillos y la farándula. El cielo de cristal haciéndose añicos y el grito estallando felizmente. Respirando la vida con una bocanada alegre. No dejen de mirarme caminar bajo los focos...

martes, 28 de febrero de 2012

Grandes secundarios para otra burda comedia gamberra

Los américanos es lo que tienen. Llevan una temporada haciendo comedias gamberras, resacosas, de las de toda la vida de Dios, pero ahora pretenden dárselas de cine independiente o de otorgar a sus guiones un humor inteligente. No negaremos que a lo largo de todo el film no haya ninguna frase o situación que arrebate una leve risa, pero la mayoría de chistes están clichados y recreados en la obscenidad y la grosería hasta el límite de perder el toque de aquello a lo que muchos llamamos humor para rallar en lo soez.
He de decir que la cinta se salva gracias a la participación de los fabulosos secundarios, a pesar de estar demasiado caricaturizados y plagados de histrionismo y afectación innecesarios (especialmente el de la pervertida Jennifer Aniston).
La crítica etiqueta a la película de "comedia negra" y, realmente, no lo es en absoluto aunque parece que cumpla con todos los requisitos. No deja de ser una comedia gamberra y resacosa típica américana, de esas que tanto nos sacan de quicio a los europeos amantes del buen cine, pero de todo tiene que haber.
Este film tiene cosas graciosas, por supuesto, pero sobran la mayoría de tacos y tantas redundantes explicaciones sobre bromas absurdas que no sé como no se dan cuenta de que habrían de cambiar de registro de una vez por todas (todavía no alcanzo a entender que haya hecho falta la participación de tres guionistas para esto).
Secuencias mecánicas como las del "desliz" con el alijo de cocaina, no me parecieron desternillantes pero sí suficientemente cómica como para reírse un rato (pretendiendo emular a la intocable e incomparable El gran Lebowski sin llegarle a los talones).
Por lo demás, intento sacarle algo bueno a esta película y, como ya digo, me ha resultado graciosilla alguna frase, alguna situación pero, nada más. No deja de ser otra burda comedia gamberra.
besazos!
         Marina

jueves, 23 de febrero de 2012

Feliz cumpleaños, Laura

Tengo una amiga que es una princesa pequeña, de pelo oscuro y ojos risueños. Así la conocí y así siguió siendo a medida que nuestra amistad se fue forjando. Hace tiempo que nuestros caminos divergieron de manera casi irremediable, sin que ella ni yo nos diéramos cuenta, aunque, al mismo tiempo, cada vez sentíamos más distancia entre nosotras. Sus círculos son distintos a los míos, nos movemos en lugares diferentes y ya hace mucho que a duras penas hablamos, pero sé que hay un vínculo fuerte, invisible pero latente, que me sigue uniendo a ella de forma irremisible, haciendo que cada día recuerde su risa y su voz amiga.
La conocí hace casi seis años, un día en el que yo estaba bastante desubicada, en un sitio desconocido donde ella me tendió la mano para que no me perdiese ni me sintiera sola.
Esta princesa pequeña, de pelo oscuro y ojos risueños, hizo que desde el primer día la quisiera muchísimo, tanto que la consideré esencial en mi vida y, al año siguiente, fui almacenando y guardando recuerdos instantáneos de nuestros rostros sonrientes en pequeñas fotografías, dispersas en los rincones más especiales de mi habitación.
La princesa pequeña, de pelo oscuro y ojos risueños siempre iba de lila, amaba los animales, tenía una perrita adorable y la habitación llena de peluches y fotografías como las mías. Todas sus cosas eran lilas y alegres, su cara y su voz eran alegres, pero lloraba muy a menudo, cuando la hacían sufrir o cuando veía sufrir a alguien. Yo he llorado con ella, la he visto mirarse acomplejada en un espejo deformante, sin comprender que su belleza deslumbraba en todos los sentidos. Todos somos diferentes, cada sonrisa es un mundo y cada rostro y cada cuerpo son un universo distinto y complejo. La he visto dejar de comer, volver a comer, beberse litros de agua en dos segundos, romper a llorar, abrazarme, comprenderme, consolarme a pesar de ser ella la que más dolor tenía dentro, sin que nadie lo notase...
La princesa pequeña, de pelo oscuro y ojos risueños se puso bien, tenía unos amigos especiales (y los tiene) que nunca se han separado de ella, que la quieren y la admiran por su calidad humana y su compañía insustituible. Su lealtad y su cariño son algo que guardo en una cajita, como un tesoro que contemplo cuidadosamente todos los días, recordando cada cosa, cada momento en el que hemos crecido un poco más por fuera y por dentro, pasando de adolescentes de catorce años a mujeres de veinte. Es increíble lo rápido que parece haber pasado todo desde aquella primera sonrisa. Somos distintas pero a la vez somos iguales. Hay un punto de ternura y comprensión que nos une y que nadie podrá romper jamás. Ni la distancia, ni el silencio, ni los meses sin hablar nos harán dejar de sentir lo mismo.
Quiero agradecer a esta princesa de cualidades únicas que me dejara entrar en su reino, que me abrazase como a una hermana y que me dejara quererla del mismo modo. Gracias por estos años de cambios, de crecimiento personal, de amistad inmejorable.
Fue una niña adorable y siempre conservará esa capacidad de ser niña a pesar de haberse convertido en una gran mujer.
Sé fuerte, yo estaré a tu lado. Te quiero.


Marina

lunes, 13 de febrero de 2012

Amanece en la ciudad enferma

Esos lugares de imágenes entrecortadas y sudor ajeno que tanto anheláis tras una noche entera desposeídos de vuestras facultades psíquicas... Esos lugares de enfermedad frenética, de cáncer en polvo y servido en bandeja para todos los que han pagado por una muerte ciega y sellada a fuego en la muñeca. Esa cámara de gas donde todos nos movemos sin vernos ni tocarnos, como si viéramos una película desquiciada por el tiempo y adulterada por nuestro cerebro moribundo. Es un lugar diseñado para acabar de aniquilar las almas con una dosis de perfidia de pureza asesina. Es un lugar para mentes dormidas y cuerpos despiertos, para muertos vivientes en un sueño del que no saben si llegaran a despertar o del que sólo cabe esperar un sueño más profundo aún. La noche del estupefaciente sexual, la calle de los fantoches, los esperpentos de sucio esparto preparados para la farándula, en plena apoteosis y somnolencia. La noche está tendida a lo largo del sueño. La mirada intoxicada de una niña de largas piernas y suave cabellera refleja el frenesí y la muerte prematura aguardando a las puertas de la noche.

Hablando de la realidad de la noche: ¿tenemos acaso miedo de despertar y darnos cuenta de que no nos amamos? Prolongar la nocha más allá de la mañana para no dormir y despertarnos y saber que el mundo sigue tal y como lo dejamos el día anterior. Pánico a saber que hay después de la droga mortal que juega entre nuestro cuerpo y el vuestro. Sueños muertos en la noche abierta y fría, el amanecer moribundo y estéril que nos deja desnudos y solos. La mentira disfrazada y herida por nuestra estupidez enfermiza. ¡Despertemos de ese sueño! ¡No caigamos en ese sueño!

No me llama nada esta película, pero me gusta mucho el trailer.

jueves, 2 de febrero de 2012

Qué divertido es jugar a ser mayor

Es extraño cómo, a veces, la mente nos juega malas pasadas. Ayer encontré un diario que yo solía escribir (al parecer, pues ni lo recordaba) cuando tenía unos siete años. En sus páginas hablaba de cosas bastante corrientes y, por qué no, bastante espontáneas. Resulta que estoy leyendo un libro que me regalaron hace tiempo: Jane Eyre de Charlotte Brontë. El libro es genial, todo hay que decirlo, pero, a lo que iba, que es curioso cómo he encontrado similitudes entre los recuerdos de la infancia de Jane Eyre y los míos (salvando las distancias, está claro. Yo no era huérfana ni vivía con mis tíos ni me mandaron a un internado para niñas descarriadas). El caso es que yo fui a un colegio británico y siempre fui bastante contestona. No soportaba la educación estricta de los ingleses ni a los alumnos predilectos ni todas esas chorradas. Yo jamás fui una alumna predilecta, y me alegro de ello. Los alumnos predilectos no tienen personalidad. 
Miss Judd fue mi profesora de Year 2, lo que en el sistema educativo español equivaldría a primero de primaria (Year 1 debía de ser como una especia de "post preescolar"). 
Yo debía tener unos cinco o seis años y había encontrado jugando en el patio una goma elástica sucia y vieja. Pero qué feliz era yo con aquella goma. Cuando entramos a clase, Miss Judd nos hizo sentar en la alfombra para leernos un cuento sobre los habitantes de Marte. A mí no debía de interesarme demasiado porque me pasé el rato jugueteando con mi goma preciada. Yo era una niña muy fantasiosa y supongo que aquella goma debía de ser muy especial o significar algo importante en alguno de mis juegos. La dichosa profesora me vio y montó en cólera en cuestión de décimas de segundo. Instintivamente, me guardé la goma en el bolsillo. La bronca consecuente fue como leeréis a continuación, más o menos (La escribiré en inglés para que os pongáis en situación):

Ella: What on Earth is that?
Yo: Eh...(sacando temerosa la goma de mi bolsillo)
Ella: Put it in the dust bin. 
Yo: But...it's mine. 
Ella: Put it in the dust bin!
Yo: But, Miss Judd, it's mine, I found it when...
Ella: I said put it in the dust bin, you naughty girl!
Yo: Yes, but I found it and it's mine, it's not fair...(Caminando hacia la papelera con indignación).

La muy bruja de Miss Judd casi se abalanzó sobre mí, me agarró del brazo con fuerza, echaba chispas por los ojos, tiró de mí y me arrastró a un rincón donde toda la clase (que permanecía sentadita en la alfombra, observándome con ojos indiferentes algunos y otros burlones) podía verme. 

Ella: AND NOW SIT THERE!

Estuve toda la hora de clase sentada en aquel rincón del demonio, con la cabeza sobre las rodillas. Cuando sonó el timbre de recreo, todas las cursis de las niñas salieron en grupitos y los niños en estampida. Nadie reparó en mí. Una mano se posó sobre mi pelo revuelto y levanté la vista: era mi amigo Javi, siempre igual de bonachón. Era grandote, pálido y algo pecoso. Tenía los ojos grandes y risueños y los mofletes adorables. Salí a jugar con él, con mi querida tocaya y mejor amiga y con Carlos. Carlos era un niño peculiar. Era el mejor amigo de Javi. Era alto, escuálido y un poquito cabezón. Le consideraba un amigo, me reía mucho con él pero el pobre tenía un serio problema: Su madre tenía la costumbre de embadurnarle la cabeza con vinagre y pasarle el peine como si de gomina se tratase. "Para repeler a los piojos" decía él, "y a las personas" pensaba yo. Lo cierto es que hasta los profesores hacían referencia al olor característico del pelo de Carlos. Pobrecito, era majo. 
Ese día no sé que ocurrió en el patio que me molestó mucho y se lo hice saber a Carlos, ya que había sido el causante de mi molestia, llamándole ensalada andante. Se puso furioso y me dio un empujón. Yo le di otro. Nos enzarzamos en una pelea y acabamos rodeados por medio colegio. Nos separó alguien, un profesor. No sé cómo acabó él, pero yo acabé llena de arañazos y con enganchones en el jersey (Sí, Carlos arañaba, como las niñas. Pero ya os digo que era un buen tipo). Me castigaron a mí. Técnicamente yo había empezado la revuelta llamándole ensalada andante. 

Fue una época difícil la infancia, pero realmente ahora lo recuerdo casi sin matices, como una amalgama desordenada de cosas bonitas y feas y de sensaciones que sólo puedes experimentar cuando eres pequeño.

viernes, 27 de enero de 2012

Benditos libros, bendita experiencia

Ya que hemos empezado hablando un poco de cine, hablemos un poco de la industria (de la industria del cine, quiero decir). 
No voy a entrar en materia muy a fondo, sólo diré que mi "crisis de fe" en la industria cinematográfica comenzó la tercera o cuarta vez que leí mi adorado El guardián entre el centeno de J.D Salinger. Aquel que no lo haya leído, mal hecho. Es un libro que todo el mundo debe leer, tarde o temprano. La adolescencia tardía es un buen momento, para después seguir releyéndolo una y otra vez, marcándo páginas y más páginas hasta que casi memorizas el libro entero. Es maravilloso. A continuación os citaré unos cuantos párrafos para que comprendáis a qué me refiero. Lo cierto, es que no ha sido el único ni el último libro que me ha hecho reflexionar sobre mis aspiraciones en la vida. 
En esta ocasión, Holden Caulfield, el joven protagonista, nos habla por primera vez de su hermano mayor más o menos así: "Acaba de comprarse un Jaguar. Uno de esos cacharros ingleses que se ponen como a trescientos kilómetros por hora [...] Ahora tiene un montón de pasta. Antes no. Cuando vivía en casa era sólo un escritor normal. [...] Ahora está en Hollywood, prostituyéndose. Si hay algo que odio en el mundo es el cine. Ni me lo nombren." 

No es realmente el cine como séptimo arte lo que odia en sí, sino toda esa frivolidad, esa prostitución propiamente dicha, ese "firmamento de estrellas" que han vendido su alma. De hecho, al protagonista le gusta disfrutar de una buena película con su hermana Phoebe, pero el pobre siempre acaba viendo bodrios insoportables. A propósito, citaré una de mis partes favoritas del libro en la que describe una típica película barata producida en Hollywood a finales de los años cuarenta. Realmente dudo que esa película exista de verdad pero, es tan tópica que podría, perfectamente... He llegado a llorar de la risa leyéndolo: "Cuando acabó la cosa esa de Navidad, empezó la maldita película. Era tan horrible que no podía apartar la vista de ella. Trataba de un tío inglés, que se llama Alec no sé qué, que va a la guerra y pierde la memoria en el hospital y todo eso. Sale del hospital con un bastón y luego se patea todo Londres cojeando sin saber quién demonios es. Es un duque, pero él no lo sabe. Luego conoce a una chica muy inocente y muy sincera que está subiendo a un autobús. El viento le vuela el maldito sombrero y él se lo recoge y luego suben arriba y se ponen a hablar de Charles Dickens. Es el autor favorito de los dos. Él lleva un ejemplar de Oliver Twist y ella también. Como para vomitar. Bueno, pues se enamoran enseguida porque a los dos les chifla Charles Dickens y él la ayuda a llevar una editorial que tiene ella. Es editora. Sólo que no le va muy bien porque su hermano es un borracho y se gasta toda la pasta. Está muy amargado, el hermano, porque era médico durante la guerra y ahora no puede operar porque tiene los nervios hechos polvo, así que bebe todo el tiempo, pero es muy ingenioso y todo eso. Bueno, pues Alec escribe un libro y la chica se lo publica y los dos ganan con él un montón de pasta. Van a casarse cuando aparece otra chica, Marcia. Marcia era la prometida de Alec antes de que perdiera la memoria y le reconoce cuando le ve en una librería firmando libros. Le dice a Alec que es duque y todo eso, pero él no la cree y no quiere ir con ella a ver a su madre ni nada. La madre ve menos que un murciélago. Pero la otra chica, la inocente, le obliga a ir. Es muy noble y todo eso. Así que él va. Pero no recupera la memoria ni cuando su gran danés se le tira encima, ni cuando su madre le la pasa los dedos por toda la cara y le trae el osito de peluche que él llenaba de babas cuando era pequeño. Pero luego unos niños que están jugando al criquet le atizan en la cabeza con una pelota. Entonces él recupera de golpe la puñetera memoria y va y le da un beso a su madre en la frente y todo eso. Pero entonces empieza a ser duque de verdad y se olvida de la chica inocente de la editorial. Les contaría el resto de la historia, pero si lo hiciera podrían vomitar. No es por no estropeársela ni nada de eso. No hay nada que estropear, por el amor de Dios. Pero bueno, al final Alec y la chica inocente se casan, el hermano se pone bien de los nervios y opera a la madre de Alec para que pueda volver a ver y el hermano borracho y Marcia se gustan. Termina con todos sentados a la mesa desternillándose de risa porque el gran danés entra con un montón de cachorros. Todos creían que era macho, supongo, o algo así. Sólo les digo que no vayan a verla si no quieren vomitar."

En fin, sobran las palabras. Es absolutamente maravilloso todo. Ya iremos hablando más sobre este libro y sobre unos cuantos más.
En realidad estaba hablando de los libros que me fueron abriendo los ojos sobre la Comunicación Audiovisual. Sobre la televisión de Pierre Bourdieu. Se trata de un certero diagnóstico sobre la amenaza que representan las informaciones distorsionadas que emite a diario la televisión. Eso es algo que me supera. Lo fui descubriendo, también, en las asignaturas de redacción periodística, documentación, gestión de la empresa informativa, psicología de la era de la comunicación, sociología, estadística, teoría de la comunicación informativa... (¿Informativa?) Sigamos. Yo, continuaba leyendo libros como La pantalla global de Gilles Lipovetsky y Jean Serroy (Apuntad todos estos títulos si queréis enteraros de algo de lo que ocurre en el mundo). 

Poniendo un punto y aparte a mi corrosiva crítica a la era de la ¿Comunicación? Audiovisual, debo decir, que estos casi dos cursos con los cineastas, como nos hacíamos llamar, han sido estupendos, he aprendido más de lo que me hubiera gustado. Me ha encantado. He disfrutado como nunca en clase de Tecnología de los Medios Audiovisuales, Historia del Cine, Guión Cinematográfico...He leído el libro de Mariano Sánchez Soler (mi profesor de guión y una gran persona): Manual esencial del guión, obra con la que he aprendido, no sólo la técnica para escribir guiones sino a visualizar mis historias y a decir palabras de éstas tan grandiosas: "El guión es la historia hecha imágenes. Planos, secuencias...". Ahora sé que amo escribir y crear historias con toda la seguridad del mundo (Gracias, Mariano). Gracias a Asun Serrano (Tecnología de los medios), porque ahora sé que me encanta la fotografía y porque me ha enseñado a ver las películas desde un punto de vista muy crítico y muy...bonito. Ahora, las películas pueden ser verdaderamente obras de arte (Además ahora adoro un poco más a Kubrick). Gracias a Fran Cerdà por haberme hecho adorar más todavía a Orson Welles y a John Ford. Gracias a todos los que me habéis regalado películas de Truffaut, de Kubrick, de Hitchcock, de Iñarritu...¡Ah! Dato importante que debo añadir: Gracias a todos los profesores que me han confirmado que BILLY WILDER ES UN GENIO. 

Gracias experiencia, vida, amigos que habéis pasado y que os quedaréis, cineastas, rodajes, butanitos, focos, localizaciones, frío, lluvia, viento...¡GRACIAS! ¡Ahora toca seguir viviendo! 

No me arrepiento de nada. Pero lo dicho. Atentos a la industria y no os dejéis corromper. 

Un beso enorme, 

Marina :)

jueves, 26 de enero de 2012

Siempre nos quedará Truffaut

Con esto de haber dejado la comunicación audiovisual (sí, he dejado la carrera) me doy cuenta de que nunca dejas algo del todo, siempre te acompaña si realmente tiene cosas que te han hecho sentir feliz. Truffaut me viene a la mente tan a menudo que ahora mismo recuerdo el día en que me instalé cómodamente en una terraza del centro de Alicante, mirando profusamente la fuente de la Plaza de los Luceros. Pedí un café y me lié un cigarrillo. Era invierno; llevaba mi abrigo largo, mi boina (robada posteriormente por algún fanático de la bohemia francesa), mis gafas de sol y uno de esos cuadernos que acaba apilado con otros similares por los rincones de mi casa. Fue mi primer día de aspirante a flâneur profesional (así no digo flâneur amateur, que queda muy pedante, por no decir cursi).  Escribí pensando en la gente que veía caminando a mi alrededor, los coches ensuciando la música del aire y el aroma de los crêpes que se arremolinaba en mi cabeza recordando las terrazas del barrio latino de París. Imaginé a Baudelaire mirándome desde una esquina con una sonrisa socarrona mientras yo describía lo que creía que pasaba por la mente de una mujer entrada en carnes y en años que cargaba con varias bolsas de supermercado, rebosantes. Un anillo limpio y dorado alrededor de su dedo, el pelo cardado y los pies tan agotados como sus ojos. Una niña volvía a casa con su mochila de flores, tan seguro era que venía del instituto Jorge Juan que esbocé una sonrisa recordando viejos tiempos.
Truffaut me causa fascinación. El sentía fascinación por Hitchcock (tanta como yo, desde luego) y, como una cadena interminable, acabo yo de rodillas entrevistando a ambos directores, a cual en un pedestal más alto...
Me miran con cierta ternura. Truffaut recuerda a Jean Seberg y me lo dice con una sonrisa dulce. Tan dulce como el cigarrillo que acompañó mi café aquel mediodía. Fue hermoso soñar en mitad del bullicio de aquella ciudad sucia y desesperante. Añorar París, a pesar de su tono parduzco, gris y frío, es algo que me abriga por las noches. Blanche, mi parada de metro, cerca de Pigalle...
De vuelta a la realidad, bajando por General Marvá, camino de Maisonnave, me cruzo con un viejo conocido con el que, por algún motivo que desconozco, empiezo una casual conversación sobre la interpretación. De sopetón y sin sentido, le suelto el bombazo que llevo atenazado en la garganta varios días: "Yo soy actriz" Mi viejo conocido sonríe: "Ah ¿sí?" No puedo evitar seguir: "¡De teatro!". Una sonrisa que no me gustó asomó entre sus dientecillos..."Ah...de teatro...".
Reflexionando camino de casa, olvido el indeseable incidente y recuerdo al gatito que se paseaba entre mis piernas en aquella brasserie junto a Notre Dame. Buscaba, relamiéndose, una feliz ocasión de probar mi cena. Es el gato bajo la lluvia del relato de Hemingway. Y tantas cosas pensaba que no pude concienciarme de que había vuelto de París hacía ya bastante tiempo, meses...


lunes, 23 de enero de 2012

De estreno

Hoy estrenamos el nuevo blog. Debo reconocer que eso de llamarlo "Caja de Sorpresas" no ha sido casualidad. Realmente no se me ocurría ningún título mejor para este futuro pequeño desastre con el que espero que disfrutéis. Pues nada, pienso ofreceros unas cuantas escrituras de mi cosecha y alguna pequeña reflexión (eso de la escritura me va mucho, ya lo iréis viendo). Bueno, poco más queda por decir en esta primera nueva entrada. Un abrazo y un cálido saludo de bienvenida a todo el que se deje caer por aquí y deje alguna opinión personal de lo que lee (Me encantará. Intercambiaré impresiones gustosa).

¡Empezamos!