martes, 22 de mayo de 2012

Las partes dulces

"Hablas como una mujer maltratada" acató Sara mientras recogía sus cosas y se marchaba, no sin antes besar mi frente y susurrar un "Te llamo al llegar" (Sara volvía a Valencia después de un fin de semana en mi casa). Tenía razón, hablaba como una mujer maltratada y ni siquiera me había maltratado nadie, o puede que sí lo hubieran hecho y yo lo ignorara o, en mi oscura negación, lo ocultara.
Rosa y yo vimos una noche un reportaje sobre el maltrato en Informe Semanal. Era una de esas noches en que Rosa y yo coincidimos en casa, cansadas de una semana de prácticas. Rosa es mi compañera de piso. Estudia Bellas Artes en Altea y tiene un montón de ropa vieja llena de manchas de arcilla. Pues Rosa, estaba sentada justo a mi lado, en el sofá, pintándome las uñas de los pies de un color que a las dos nos pareció muy bonito y moderno. Nos quedamos atónitas con la declaración de una mujer que ocultaba su rostro. Decía que si aguantó tanto tiempo con su esposo maltratador fue por las partes dulces. Rosa y yo comprendimos que aquello no podía quedar en el aire.
A la mañana siguiente Rosa comenzó a modelar una escultura a través de la cual sacó todo su dolor y su angustia. La escultura era un grito mudo que emanaba desahogo. Yo escribí y escribí, decidí escribir una historia sobre las famosas partes dulces. También pinté un enorme lienzo con Rosa y después le hice una sesión de fotos con reminiscencias de la pintura tenebrista. Yo también posé. Estabamos siendo solidarias con aquella voz sin rostro.
Ella tiene la extraña sensación de que necesita quererle y que la quiera aunque sabe que no lo hará. Los consejos de Sara no le han servido, sabe que él está con otra, con otras y habla de ellas diciendo "Nosotros" Nosotros...Le duele tanto ese "Nosotros" como una llaga abierta al no estar ella incluida en ese pronombre agridulce. Pero le quedan las partes dulces, dice. Las partes dulces de sus notificaciones, de los recuerdos de algo que pudo ser, del móvil vibrando en su mesita de noche esperando su voz escrita...Que no es la decisión acertada, lo sabe, que no lleva a ninguna parte, lo sabe, que le hará daño, lo sé. Habrá que asumir el riesgo por las partes dulces. Es tan terrible verla.





martes, 8 de mayo de 2012

HoyTocaCine: La red social. Una película espléndidamente hecha

Para el que no haya visto La red social de David Fincher, guión de Aaron Sorkin (grande) que vaya buscando la manera de bajársela o alquilarla o, como hice yo, comprarla. Es una película bastante buena para lo que había visto de Fincher recientemente (La habitación del pánico) que, aunque astutamente dirigida y con Jodie Foster que es estupenda, me pareció un poco floja. Pues bien, no es la típica biopic coñazo ni comercial sobre un fuera de serie, en serio, mola mucho. Hoy no debería tocar cine, tenía otra cosa pensada pero, como siempre, actualizo esto tarde y no me da tiempo a nada más. Un besín a Mara (aunque ya no te pases nunca ^^) y otro muy grande a Ania, hace mil que no miro ni tu facebook ni nada chica, tendré que mandarte un privi para ver cómo estás :) 
Os dejo la crítica que tengo en Filmaffinity: ciao!
David Fincher nos vuelve a dejar sin habla. Bien es cierto que sobre gustos no hay nada escrito y que muchos juzgarían la temática de la película por rallar en demasía en la grandiosidad de la red social en sí misma, como un Victor Frankenstein que crea su propio monstruo y sobre el cual pierde el control.


No es una biografía de Bill Gates ni de Steve Jobs, aunque bien podríamos hablar de la creación de un "monstruo", si no absoluto, al menos en potencia. Jesse Eisenberg interpreta de manera impecable, todo hay que decirlo, al controvertido y jovencísimo millonario Mark Zuckerberg, es decir, al Victor Frankenstein de la era de la comunicación y la informática. Nos muestra a un personaje tan real como la vida misma: Crea un sistema mediante el cual uno puede hacer miles de "amigos" y esa lista de amigos se hace infinita. Claro está que el creador es un superdotado demasiado friki y ambicioso como para tener amigos en la vida real (fuera de las redes sociales).

Aaron Sorkin ha sabido crear un guion inteligente, frenético y estimulante, creando ese fuerte in crescendo constante que sólo podía acabar con un portátil carísimo estampado contra el suelo y un silencio ensordecedormente incómodo.
Pero el guion no es tan brillante por sí solo sin la astucia de Fincher, que conduce los cambios súbitos de secuencia de manera hábil, ubicando perfectamente a los personajes y sin dejar que el espectador se pierda la fuerza sutil de ninguno de los perfectos diálogos (destacando el de la brutal primera secuencia).

La perfección no puede existir, claro está, para eso hace falta una buena banda sonora, que no falta en esta aclamada cinta. Una banda sonora perfecta para aclimatar el ambiente e introducirnos en el ritmo trepidante y a veces dulcemente lento y desolador.
spoiler:
Para culminar, el final acompañado del "Baby You're a Rich Man" de los Beatles, nos muestra el pan nuestro de cada día: la mirada perdida ante el perfil de Facebook de una persona a la que queremos en nuestra bollante lista de amigos. El monstruo que todo avance implica.
Espléndida y más que recomendable es esta lección valiosa del gran genio de Fincher.