martes, 18 de diciembre de 2012

HoyTocaCine: Soñando con Amélie. La proyección más hermosa de la gran pantalla

Amélie. ¿Conocemos a alguien a quien no le guste? Más fácil, ¿Alguien no la ha visto todavía? ¿Quién no ha visto algo y ha dicho: "es muy Amélie"? Nos encanta. ¿Por qué? Hacer análisis cinematográficos para después redactar una lista de motivos por las que una película gusta tanto es muy divertido. He aquí una serie de razones más o menos ordenadas por las cuales la novia de Francia nos ha conquistado.

Los retoques por ordenador hacen que todas las imágenes parezcan parte de un sueño.

Película mil veces evocada después de su estreno en la gran pantalla en el año 2001. Podría decirse que se trata de la película francesa más aclamada y popular de los últimos años. ¿Cuál es el secreto de esta película? ¿Por qué es la preferida de millones de espectadores? No basta con la dulce sonrisa de la soñadora muchacha. Se ha necesitado echar mano de elementos extremadamente especiales como pececillos rojos con brotes suicidas, cartas de amor falseadas, una cajita repleta de recuerdos, un álbum de fotos de carnet malogradas, enanos de jardín que recorren el mundo y cientos de cosas extravagantes.
Es la artificialidad de sus evocadoras imágenes. Amélie es tan soñadora que, prefiere las estrategias al resultado final. Vive en ese mundo en el que los vagabundos no piden dinero los domingos y los encuentros fortuitos son la clave para el amor verdadero. El destino de uno puede dar un giro de ciento ochenta grados por pequeñas que sean los cambios en una rutina. La vida de Amélie está envuelta en colores saturadísimos, rojo sangre y verde absenta. Ella es la proyección más hermosa de la gran pantalla. 

Mirada directa al espectador, consciente de que está pendiente de ella.
La película está llena de elementos y de imágenes que nuestro cerebro ha integrado como parte de la vida cotidiana. Es como Mary Poppins, de esas epopeyas que nos llenan la vida de esperanza, una bocanada de aire fresco. Soñadora y solitaria, huye de la realidad para entregarse por completo en un mundo de ensueño y de cine. Artificialidad, surrealismo y magia son los tres elementos básicos para crear a Amélie. Si hubiera que encontrar un contrapunto de este personaje, creo que el que mejor encajaría seria el aclamado Luis Tosar en el papel de César (Mientras duermes, Jaume Balagueró (2011)). 

A todos nos gustan las películas románticas destinistas con tonos fantásticos y, sobre todo, si se desarrollan en París. 

Amante de las pequeñas cosas.

"Ver los detalles que nadie más ve".
Desde los extravagantes personajes nada arquetipos, pasando por la onírica y afrancesadísima banda sonora, hasta los flashes empleados para describir situaciones, han creado un estilo propio que cambió el cine y el mundo. 

Tomarse la justicia por su mano con venganzas inofensivas al estilo Luz que agoniza, George Cuckor (1944) con el horripilante verdulero del barrio.

Como resultado final obtenemos una reflexión de lo más sencilla: ¿Por qué vivir amargado en una realidad que no nos gusta cuando en nuestra mano está el transformarla y hacer cada día la vida un poco más hermosa? Amélie es la receta que todos los corazones necesitan, tanto si están albergados dentro de un esqueleto de cristal como si no. La imaginación  de Amélie es un arma poderosa que, combinada con su afán para hacer el bien, nos otorgan una especie de diamante, de joya con un potencial desmesurado, tan capaz de amar como las demás personas. En definitiva, si cambiar el mundo nos viene un poco grande si hablamos de grandes cosas, podemos cambiar las cosas pequeñas, y eso, en los tiempos que corren, es mucho. 

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